Si tuviesemos que buscar un predecesor para construir el arbol genealógico de los roadster más recientes de la marca alemana, como el Z3 o el Z8, llegaríamos al auténtico padre de los descapotables de esta marca, el BMW 507.
Un automóvil que en su época se convirtió en el emblema de BMW y que fue una joya de la que tan solo unos pocos pudieron disfrutar.
El coche que se convirtió en el símbolo de BMW
En los tiempos de la posguerra en los que BMW y en general todo el mundo del automóvil en Europa estaba pasándolo bastante mal, la marca alemana vió la inspiración en el conde Albrecht Gran Goertz, un diseñador que por encargo de BMW hizo este precioso roadster que aún hoy en día se considera uno de los automóviles más bellos fabricados nunca.
El automóvil que se convirtió en el emblema de la marca, era un biplaza descapotable, de formas redondeadas, largo y bajo.
El BMW 507 se convirtió muy pronto en un vehículo exclusivo, al que solo los más ricos pudieron tener acceso, era más caro que un Mercedes 300 y que la mayoría de los Porsche que se vendían en aquella época, además apenas se fabricaron 250 unidades entre 1956 y 1959, y por unas cosas y otras el coche que se convirtió en un emblema para BMW a punto estuvo de llevarlos a la ruina.
Un motor de grandes prestaciones para la época
Bajo su alargado capó, un motor V8 de 3168 cc y que desarrollaba 150 cv a 5500 rpm con tracción en las ruedas traseras, haciendo el 0 a 100 en 7,2 segundos, alcanzando los 215 km/h y con un precioso sonido como el que podeis escuchar en este video.
Hoy en día es un coche muy valorado por los coleccionistas de todo el mundo.
Entre sus más ilustres propietarios estuvo Elvis Presley, el rey del rock.
Aquí lo podeis ver en un video promocional que por desgracia no tiene sonido
Y aquí junto a un Porsche GT2 y su nieto, el BMW Z8