No es habitual que desde esta web hablemos de motocicletas, en cualquier caso creo que la historia que os traigo es suficientemente interesante y merece la pena leerla. Lo que os traigo no es la historia de una moto cualquiera, se trata de la primera motocicleta que se construyó en la historia de las dos ruedas.
Lo más curioso es que esta Hildebrand & Wolfmüller de 1895 se subastará con un coste estimado de 40.000-60.000€. Y lo mejor de la historia es que está documentado que algunas de estas motocicletas aún siguen funcionando.
Resulta impresionante saber que hoy en día algunas de estas H&W siguen funcionando, así lo podemos ver en el siguiente vídeo en el que además podemos comprobar la evolución que ha sufrido el sonido de los motores de moto desde entonces.
Ahora ciñéndonos a la H&W que se subastará, quizás sea una locura teniendo en cuenta su estado o una ganga si tenemos en cuenta que fue el primer vehículo de dos ruedas motorizado que se comenzó a producir en serie y también el primero en recibir el nombre “motocicleta” y ser considerado como tal.
Los hermanos Henry and Willhelm Hildebrand desarrollaron su motocicleta en colaboración con Alois Wolfmüller y un mecánico que adaptó el chasis típico de una bicicleta para acoger un motor de 1488 cc (probablemente uno de los motores para moto más grande de la historia) con 2,5 CV de potencia a 240 rpm.
Esta máquina era capaz en su día de superar los 48 km/h. En fín, no era un prodigio en cuanto a eficiencia pero imaginaos la repercusión que tuvo su llegada a las carreteras.
La Hildebrand & Wolfmüller solo se fabricó entre 1894 y 1897 y dependiendo de la fuente se cifra su producción entre las 800 y las 2000 unidades, de las que hoy en día quedan muy muy pocas y las que quedan están en un estado prácticamente inutilizable, como la propia H&W que se subastará el 25 de abril por la casa Bonhams.
Esta motocicleta fue adquirida por un propietario de Estados Unidos que la mantuvo en funcionamiento hasta los años 30, entonces la apartó en un almacén y ahí la mantuvo hasta ahora. Lo mejor es que mantiene todas las piezas originales y es una buena base para iniciar una restauración o para exponer en un museo.