La historia del automóvil nos ha traido las más peculiares alianzas entre marcas, este fue el caso de la colaboración técnica (lo que hoy en día se conoce como joint venture) que establecieron dos marcas tan diferentes como Citroën y Maserati, acuerdo que terminaría con la adquisición de la marca italiana por parte de Citroën, una efímera adquisición que apenas duró un año por culpa de la crisis del petroleo de 1973.
No obstante en aquellos años de colaboración Citroën desarrolló el “proyecto S” con el objetivo de fabricar un potente coupé que se convirtiese en el representante de la marca gala y así lo consiguió con un vehículo de producción que pasó a la historia como el Citroën SM.
El Salón de Ginebra de 1970 fue el escaparate que escogió Citroën para presentar en sociedad su nuevo coupé, un deportivo que causó sensación sobretodo “en su tierra”, en el Salón de París de ese mismo año.
Lo más interesante estaba en el propulsor, un motor V6 basado en un V8 de Maserati al que le “arrancaron” 2 cilindros, el mismo motor que montaría años despues el Maserati Merak, y suficiente para conseguir unos 170 cv y hacer que el Citroën SM superase los 220 km/h.
Hoy en día nos puede sorprender su diseño, pero recordemos que este GT de finales de los 60 ya conseguía un coeficiente aerodinámico de 0.26, algo increible en aquella época, y no solo eso, el Citroën SM era una auténtica máquina devoradora de kilómetros a gran velocidad por autovía, manteniendo una velocidad punta de 200 km/h “sin despeinarse” y aguantando así varias horas sin necesidad de repostar gracias a su depósito de más de 90 litros.
Tambien sorprende que ya en aquella época se incorporasen faros adaptativos, si bien es cierto que eran mucho más rudimentarios que los actuales (risas), ya que dirigían el haz de luz hacia el lado al que se giraba el volante.
El Citroën SM destacaba tambien por su habitabilidad y su avanzado equipamiento además para comodidad del conductor incluía un sistema de dirección asistida.
Despues de años de bonanza y de listas de espera interminables para conseguir un Citroën SM, llegó la crisis del petroleo de 1973 y con ella se acabó el “ansia” de los compradores, Citroën entró en bancarrota, y despues de casi 13.000 unidades fabricadas en 1975 se concluyó la producción de este espectacular GT nacido de la joint venture entre Citroën y Maserati.
Y sí te ha apasionado este automóvil tanto como a mí, otro documento imprescindible, la prueba realizada por André Costa de la revista Autopista en el año 1970 y que la siempre genial web Piel de Toro reproduce en su web.