Cualquiera que vea la NASCAR moderna muy probablemente se preguntará por qué aún en Estados Unidos siguen llamando a esos vehículos “stock cars” (literalmente traducido, automóviles de serie) cuando en realidad se tratan de máquinas diseñadas por y para la competición, todas ellas construidas con el mismo molde.
La solución la tenemos aquí mismo…
En estas fotografías de los años 60 podemos ver uno de los automóviles que compitieron en el Riverside International Raceway de 1963, en la primera carrera de 500 millas de la historia de las carreras de stock cars (ahora conocidos como NASCAR).
Sorprende ver el espartano habitáculo, con un gigantesco volante y carente de cualquier medida de seguridad.
Definitivamente es toda una suerte que los NASCAR actuales no se parezcan en nada a un vehículo de calle, al menos en lo que a seguridad se refiere.