A finales de 2007 se comenzó a fabricar uno de los deportivos que más ha dado que hablar en estos dos últimos años, el espectacular Nissan GT-R, un coupé que desde el principio se posicionó sin reparos para competir con los deportivos europeos más castizos, especialmente el Porsche 911 GT3, al que incluso llegó a batir en su propio terreno, el circuito alemán de Nürburgring.
La producción del Nissan GT-R comienza en la fábrica japonesa de Yokohama, donde tan solo son necesarias algo más de 3 horas para ensamblar por completo el motor V6 que en acción desarrolla una potencia máxima de 485 CV a 6400 vueltas.
Pero el ensamblado completo del Nissan GT-R no se lleva a cabo en Yokohama, sino en la fábrica de Togichi, curiosamente en las mismas lineas de producción y en las manos de los mismos técnicos que se encargan de fabricar el Infiniti G35 y el G37 de la filial de la marca japonesa. En cualquier caso algunos procesos de montaje y pintado se llevan a cabo en una zona a la que nadie ajeno a Nissan tiene acceso, probablemente para evitar el espionaje industrial y el revelado de las técnicas que emplean para ensamblar y combinar distintos materiales como el acero, el aluminio y la fibra de carbono.
Finalmente, en los aledaños de la planta de Togichi se encuentra un circuito de pruebas en el que los operarios aceleran hasta subir a tercera y ponen a prueba los frenos efectuando frenadas de distinta intensidad y asegurándose de que ejercen la máxima fuerza de frenado desde el primer día, definitivamente no es una mala idea teniendo en cuenta que este vehículo supera los 310 km/h.