Smart Fortwo: Prueba en ciudad

Como ya os comentábamos hace unos días tuvimos la oportunidad de probar un Smart Fortwo Cabrio 52 mhd (Micro Hybrid Drive), equipado con una caja de cambios automática de 5 velocidades y levas en el volante.

Ya hemos hablado acerca del sistema Micro Hybrid Drive en otro artículo y dejaremos los detalles de su capota de lona para los próximos artículos de esta prueba que publicaré estos días, así que ahora trataremos de transmitiros nuestras sensaciones al volante de un Smart Fortwo en dos situaciones diferentes: en la carretera y en ciudad.

El Smart Fortwo en ciudad

Como no podía ser de otra forma, nuestras pruebas se centraron en gran medida en comprobar las virtudes del Smart en su uso urbano, ya que al fin y al cabo para eso fue diseñado, no obstante nuestro objetivo era encontrar las ventajas que puede tener este city-car biplaza respecto a otros pequeños utilitarios del mercado con 2 plazas traseras más, como el Kia Picanto, Ford Ka, Fiat 500, Renault Twingo…

En este artículo valoraremos algunos aspectos como sus facilidad de aparcamiento debido a sus dimensiones, el cambio manual con embrague automático, las levas en el volante y el cambio automático de 5 velocidades.

Las primeras pruebas las realizamos en Madrid, una ciudad congestionada por el tráfico  y donde encontrar aparcamiento se convierte a menudo en una odisea, no obstante teníamos un as en la manga y es que estabamos al volante de un vehículo que es capaz de aparcarse donde ningún otro vehículo entraría jamás, ahí encontramos su mejor virtud y tambien la más explotada y es que salga de donde salga un vehículo sabremos que el Smart podrá aparcarse en el hueco que queda libre sin problemas y aquellos huecos superestrechos que muchas veces quedan entre dos coches aparcados y donde no podríamos aparcar un Kia Picanto (por ejemplo) nos resulta incluso espacioso para aparcar un Smart.

La antítesis de Madrid se encuentra a tan solo 71 km, la ciudad de Toledo, una pequeña ciudad cuyo casco histórico puede sacar de los nervios a conductores forasteros que intenten adentrarse con el coche en sus estrechas y complicadas calles. No obstante y una vez más contábamos con un as en la manga, el Smart es un coche capaz de girar con una única maniobra en apenas 8 metros, por lo que no hubo callejón sin salida que se nos resistiese, además resulta sorprendente encontrar aparcamientos delimitados por pivotes de hierro que parecen haber sido creados a la medida del Smart y donde nunca entraría el más pequeño de los utilitarios del mercado.

Otra de sus mayores virtudes es la comodidad al volante. Los ingenieros que diseñaron el nuevo Smart pensaron una cosa ¿por que obligar al conductor a utilizar el embrague pudiendo prescindir de él?, por eso y para mayor comodidad, toda la gama Smart Coupé y Cabrio prescinde de serie de pedal de embrague y nos permite cambiar de marcha gracias a un mando eléctrico secuencial.

Además la unidad de pruebas venía equipada con el cambio automático de 5 velocidades Softouch (de serie con el acabado Passion) y levas de cambio en el volante Softip (de serie con el acabado Pure). No soy un fan acérrimo de las cajas de cambio automáticas, pero una vez más se demuestra que en la conducción urbana es lo más cómodo y agradable para el conductor, basta decir que en la realización de esta prueba tan solo utilice el cambio manual en momentos concretos y para probar los desarrollos de las marchas y las levas del volante, el resto del tiempo lo utilicé en modo automático.

Sin ser una maravilla, el cambio automático del Smart me dejó buen sabor de boca. Para empezar el modo automático tiende a utilizar siempre marchas demasiado largas y la sensación casi siempre es que cambia demasiado pronto, en torno a las 2500 rpm, esto se traduce en una sensación de falta de potencia para el conductor pero tambien en unos consumos mucho más reducidos y austeros, de hecho por eso mismo se diseñó así. Además el cambio es un poco brusco, lo recomendable al engranar una nueva marcha es soltar completamente el acelerador durante un instante y volver a pisarlo, esto con el modo manual es un truco que nos puede evitar el pequeño tirón que se produce al engranar la marcha, pero en el modo automático es más complicado ya que tendremos que preveer en que momento se engranará la marcha.

Otro de los defectos de que el cambio automático suba de marcha tan pronto es que en algunas ocasiones concretas, por ejemplo, entramos en una vía de circunvalación como la M30 con velocidad limitada a 90 km/h, el cambio automático subirá hasta engranar la quinta velocidad, no obstante al llegar a los túneles tendremos que reducir la velocidad hasta 70 km/h y el cambio se mantendrá en quinta, con lo que la sensación será de que el Smart se ahoga, no obstante si pisamos a fondo el acelerador descubriremos el excelente kickdown con que cuenta el cambio automático del Smart.

Y es que en un momento concreto como ese si pisamos a fondo el acelerador automáticamente bajará dos o incluso tres marchas para ofrecernos la potencia que le hemos solicitado, y vaya si la ofrece, si mantenemos pisado a fondo el acelerador es muy probable que estire las marchas hasta más de 5000 rpm y muy cerquita de la zona roja del cuentarevoluciones con un rugido incluso agradable a nuestras espaldas.

No obstante sí es posible realizar una conducción “alegre” en modo automático sin subir hasta las 5000 rpm, basta con pisar a fondo el acelerador y soltarlo progresivamente cuando nos estabilicemos por ejemplo a 3500-4000 rpm, entonces al descargar la presión del acelerador el modo automático del Smart detectará que deseamos mantener la velocidad y nos subirá automáticamente de marcha.

Manejar con soltura el modo automático evitando los tirones y obteniendo la respuesta que queremos en cada momento puede llevar su tiempo, no obstante en un corto periodo de adaptación se puede controlar con facilidad y descubrir que se le puede sacar mucho más rendimiento que el que nos daba en un primer momento subiendo de marcha a escasas 2500 rpm.

Como veremos más adelante el kickdown se hace imprescindible en conducción por carretera.

En cuanto al cambio con levas en el volante decir que siempre resulta agradable contar con la posibilidad de cambiar de marchas en modo manual sin necesidad de despegar las manos del volante, pero lo habitual en una conducción urbana es que vayamos jugando con el volante para cambiar de carril, torcer en intersecciones… y más con un volante con un recorrido tan largo (más de tres vueltas) como el del Smart Fortwo, por lo que normalmente y con el volante girado tendremos que ir buscando las levas (unidas a la circunferencia del volante y no al eje) para subir o bajar de marcha. No obstante siempre contaremos con la palanca de cambios secuencial de la consola central para realizar el cambio de marchas.

Otro sistema muy interesante y a la vez útil es el indicador de cambio de marcha, que en el modo manual nos indicará en el cuadro de mandos con una flechita el momento idóneo para subir de marcha, aunque como el cambio automático la impresión es que siempre nos recomendará cambiar de marcha a un régimen de revoluciones muy bajo en torno a las 2500 rpm, con el objetivo de reducir notablemente los consumos.

CONCLUSIÓN:

Con rotundidad el Smart Fortwo es uno de los mejores automóviles que existe en el mercado para circular por ciudad (habrá que ver el Toyota IQ), sobretodo por su facilidad para aparcarse donde ningún otro coche podría hacerlo y eso, los que vivais en una gran ciudad congestionada por el tráfico como Madrid, Barcelona o Valencia ya sabreis que no tiene precio…

En el siguiente capítulo os comentaremos como funciona el Smart Fortwo en carretera y dejaremos para más adelante la prueba de la capota, de momento esto es todo por hoy…