Prueba: Smart Cabrio

En anteriores artículos ya vimos que el Smart es el automóvil que probablemente se mueva mejor en la ciudad y tambien que no es el vehículo más indicado para movernos por carreteras, aunque puede cumplir este cometido mejor de lo que nos imaginabamos. Tambien pudimos probar el sistema start/stop Micro Hybrid Drive.

Pero con la unidad que tuvimos la oportunidad de probar, un Smart Cabrio 52 mhd tambien pudimos comprobar que este coche puede ser divertido como el que más y una alternativa a tener en consideración por urbanitas amantes del ocio y de conducir a “cielo abierto”.

El Techo de lona retráctil

Pese a sus reducidas dimensiones, el Smart Cabrio cuenta con un techo de lona que se pliega y se repliega con un sistema eléctrico que se pueda activar en marcha, por lo que no hay excusa para abrir el techo en cualquier trayecto por corto que sea, sobretodo teniendo en cuenta que podemos abrir un hueco de únicamente un palmo de anchura, abrirlo por completo dejando el techo abierto tipo targa o recoger tambien la luna trasera y dejar el techo completamente plegado pulsando el botón de recogida de la capota unos segundos más.

El techo de lona queda plegado y recogido sobre el hueco del maletero, por lo que el espacio de carga no se ve reducido al viajar con la capota recogida, aunque tambien es cierto que si cerramos el techo podemos utilizar el hueco del maletero en toda su altura y hasta el techo recogiendo la bandeja enrollable que delimita el espacio de carga.

Otro dato que tenemos que tener en cuenta al viajar con la capota abierta es que perderemos la visibilidad del espejo retrovisor interior, por lo que debemos asegurarnos de que el retrovisor derecho esté siempre en condiciones óptimas.

En este aspecto tambien nos puede resultar algo incómodo de aparcar incluso con el techo cerrado, ya que los pilares traseros son demasiado grandes para acoger el sistema que pliega/despliega la capota. Esto es un handicap en la facilidad de aparcamiento que tiene de por sí el Smart, no obstante tras un pequeño tiempo de adaptación el conductor se puede acostumbrar a este hecho.

Las barras del techo desmontables

Si queremos disfrutar aún más de este pequeño descapotable podemos desmontar las barras laterales del techo de uno y otro lado, aunque para ello tendremos que tener el coche aparcado, bajarnos y desmontarlas manualmente, recogiéndolas en un hueco habilitado ingeniosamente en el portón trasero. Esta operación requiere poco más de 1 minuto y se tiene que realizar con la capota completamente abierta y con ambas puertas abiertas, basta con tirar de una pestaña y levantar las barras.

La capota no se podrá cerrar de nuevo hasta que no montemos las barras, aunque la operación es tan sencilla como poner la barra en su sitio y escuchar el “clac” que indica que ha sido enganchada correctamente. Y muy importante, si viajamos con las barras quitadas y el tiempo está “revuelto”, es recomendable parar y montar las barras en cuanto sintamos las primeras gotas…

Teniendo en cuenta que es un coche para utilizar habitualmente en ciudad, no me parecería descabellado utilizarlo con la capota abierta durante casi todo el año y siempre que no llueva, nieve o granice, ya que si no circulamos a más de 100 km/h y no desmontamos las barras laterales del techo y abrimos las lunas laterales, no entra demasiado aire en el habitáculo. Además el sistema de Aire Acondicionado y Calefacción es bastante potente, no obstante si vamos a utilizarlo con el techo abierto incluso en invierno es recomendable montar los asientos calefactables opcionales (218€ a 263€, dependiendo del Impuesto de Matriculación).

¿Y quien dijo que un coche pequeño y poco potente no puede ser divertido?

Un coche de apenas 865 kg, con motor trasero y descapotable, además la unidad que probamos venía equipada con levas en el volante. En fín, con todo esto tenía que ser divertido y así fue…

Pese a que el motor es muy pequeño y de poca potencia, se le pueden estirar bastante las marchas y moverse “alegremente” escuchando a tu espalda los rugidos agudos que lanza al aire y que con el techo abierto se cuelan más que nunca en el habitáculo, haciendo que la sensación de conducirlo sea aún más placentera para los que disfruten conduciendo.

Otro de los elementos que nos harán disfrutar de la conducción son las levas en el volante, aunque si circulamos por un tramo en el que se encadenan curvas a veces nos costará engranar las marchas pulsando las levas debido a que estas giran junto al volante y como ya vimos en la prueba en ciudad el Smart tiene un recorrido de volante muy amplio y requiere girarlo bastante para tomar algunas curvas.

Desde este punto de vista incluso podría ser el coche perfecto para una pareja para realizar escapadas de fin de semana, con las limitaciones que ya vimos de su uso en carretera y teniendo en cuenta que el maletero es suficiente como para una o dos maletas de mano. Por otro lado, tambien hay que tener en cuenta que debajo del maletero se encuentra el motor  y aunque está bien aislado éste transmite parte del calor, asi que en definitiva no parece el lugar más adecuado para transportar por ejemplo una caja de helados (risas).

Sobre el aislamiento acústico, ruido aerodinámico…

El aislamiento acústico me pareció bastante aceptable, no obstante el motor que equipaba el Smart que probamos era de gasolina y no demasiado ruidoso, aún así no hemos tenido la oportunidad de probar el Smart CDI que suponemos que será el que más sufra en este caso, por que por sorprendente que resulte sí que existe el Smart Cabrio diesel y cuesta unos 900€ más que el gasolina de 71 cv que utilizamos en la prueba.

El ruido que si podemos notar que se cuela más en el habitáculo es el de los coches que circulan a nuestro alrededor, de hecho hasta que me acostumbré a ello lo pasaba bastante mal cada vez que se pegaba “a mi culo” un coche, en algunos casos incluso un camión, y sentía que el ruido de su motor eclipsaba por completo al del pequeño 999 cc del Smart.

El ruido aerodinámico es aceptable, incluso con el techo abierto, no obstante si además desmontamos las barras laterales del techo y abrimos las ventanillas el ruido y el aire en el habitáculo puede ser bastante molesto en carretera y a una velocidad elevada.

CONCLUSIÓN:

El Smart Cabrio nos dió una lección, nos demostró que un city-car puede ser divertido sin necesidad de mucha potencia, por lo que nos imaginamos que la versión Brabus con 98 cv tiene que ser de lo más entretenida.

Eso sí, tampoco nos podemos olvidar de que el precio del Smart Cabrio 52 mhd que probamos con acabado Passion (aire acondicionado con control de temperatura, automático con levas en el volante, tapicería de color, volante forrado en cuero, llantas de aleación de 12 radios) viene siendo de unos 14.669 €, en fín, que no es barato pero sí una opción muy recomendable para aquel que quiera un coche divertido y de ciudad pudiendo prescindir de plazas traseras y de hacer a menudo viajes largos.