A menudo los constructores de automóviles recurren a los prototipos más peculiares y extravagantes con el objetivo de producir avances técnicos que se puedan aplicar en futuros modelos de producción, es el caso de este curioso Aston Martin que en su camino tuvo que renunciar a la elegancia y el caché que caracteriza a la marca británica.
Se trata del Aston Martin Bulldog, un prototipo con forma trapezoidal extremadamente bajo, de hecho apenas pesa 1.1 metros de altura.
Que su estética no nos confunda, en su interior aloja un 5.3 V8 doblemente turboalimentado con una potencia de 700 CV que le permitieron alcanzar una velocidad máxima de 307 km/h. En cualquier caso esta máquina estaba preparada teóricamente para alcanzar los 381 km/h, aunque suponemos que la falta de seguridad y probablemente las limitaciones de los neumáticos de la época impidieron que se verificase.
La presentación oficial del único prototipo que se construyó tuvo lugar en marzo de 1980. En un principio se pensó construir 25 unidades, aunque definitivamente todo quedó en un prototipo que se vendió a un comprador de Estados Unidos (aunque hoy en día se dice que está de nuevo en el Reino Unido).
El sistema de acceso al habitáculo es en forma de “alas de gaviota”. Curiosamente pese a haber sido fabricado en el Reino Unido el volante se situó a la izquierda para poder ser conducido por el carril derecho.